Patología Ginecológica Benigna y Maligna
CÁNCER DE MAMA: Se trata del tipo de cáncer más frecuente en la mujer. Por este motivo es fundamental insistir en el diagnóstico precoz, que reduce la complejidad del tratamiento y aumenta la supervivencia de la enfermedad. Debe consultar a su ginecólogo si nota un nódulo mamario, cambios en la forma del pecho o en el aspecto de la piel, o inversión reciente del pezón. El tratamiento del cáncer de mama es complejo, y depende del estadio del tumor, del tipo histológico y de otros factores pronóstico. Tanto la cirugía como la radioterapia o la quimioterapia tienen un papel fundamental en el tratamiento de esta enfermedad. Además, actualmente existen terapias innovadoras y con prometedores resultados, como la inmunoterapia.
QUISTES MAMARIOS: Los quistes mamarios son lesiones benignas rellenas de líquido que pueden aparecer en mujeres de cualquier edad. Pueden ser únicos o múltiples. Con frecuencia se palpan como nódulos redondos u ovalados con bordes bien definidos. Los quistes mamarios no requieren tratamiento, a menos que sean grandes y dolorosos o molestos. En ese caso, drenar el líquido del quiste suele ser suficiente para aliviar los síntomas.
FIBROADENOMAS: Son tumores benignos de la mama compuestos por tejido glandular y estromal. Estos tumores benignos son más frecuentes en mujeres entre 20 y 40 años de edad, aunque pueden presentarse en mujeres de cualquier edad, y tienden a reducirse en la menopausia. Suelen ser redondos y tienen bordes bien definidos. En ocasiones es preciso realizar una biopsia de la lesión para descartar totalmente que se trate de una lesión maligna. Es importante que las mujeres que tienen fibroadenomas se sometan regularmente a exámenes mamarios para asegurarse de que no están creciendo. En ocasiones requieren tratamiento quirúrgico, su ginecólogo le aconsejará la mejor actitud frente a estas lesiones de forma individualizada.
MIOMAS UTERINOS: Son tumores benignos de tejido muscular que se localizan en el útero, también llamados fibromas o leiomiomas. Pueden ser únicos o múltiples. Según su localización se dividen en tres tipos: subserosos, intramurales y submucosos. El síntoma más frecuentemente asociado a los miomas es la hemorragia vaginal anormal, aunque en ocasiones pueden producir sensación de peso o presión en la pelvis. También se han relacionado con la infertilidad. El tratamiento de los miomas puede ser farmacológico mediante el uso de análogos de la Gn-RH, que disminuyen el tamaño y los síntomas de los miomas aunque no suelen hacerlos desaparecer. El tratamiento quirúrgico es el más definitivo, sin embargo también existe la probabilidad de que vuelvan a aparecer. En mujeres menopáusicas, la aparición de un mioma de crecimiento rápido siempre debe ser evaluada por un profesional experto, sobretodo si se asocia a síntomas.
PÓLIPOS ENDOMETRIALES: Son tumores benignos muy frecuentes, que se forman en el tejido endometrial. Suelen producir sangrados escasos intermitentes. Pueden diagnosticarse en la revisión ginecológica mediante una ecografía ginecológica, y en ocasiones será preciso realizar una histeroscopia para extirparlos, lo que además nos permitirá descartar otras enfermedades más importantes, como la hiperplasia endometrial o el cáncer de endometrio.
CÁNCER DE ENDOMETRIO: Es un tipo de tumor que afecta principalmente a mujeres peri y post menopáusicas. Es el cáncer ginecológico más frecuente después del cáncer de mama. Su síntoma principal es el sangrado vaginal irregular o en la menopausia. Si presenta este síntoma consulte con su ginecólogo, quien valorará la necesidad de realizar una biopsia de endometrio para descartar este diagnóstico. El tratamiento principal del cáncer de endometrio es quirúrgico, y debe ser realizado por un ginecólogo oncólogo para que cumpla de forma rigurosa criterios de seguridad oncológica. En algunos casos, es preciso administrar radioterapia y/o quimioterapia posteriormente para reducir el riesgo de reaparición de la enfermedad.
CÁNCER DE CÉRVIX: Se trata de un tipo de tumor que aparece en las células del cuello uterino o cérvix, que es la parte del útero que contacta con la vagina. Está producido en su mayoría por el Virus de Papiloma Humano (VPH), por lo que actualmente se recomienda a todas las mujeres la vacunación frente a este virus, ya que previene de forma muy significativa su aparición. Además, siguiendo un protocolo de cribado mediante citologías y detección de VPH en las revisiones ginecológicas, pueden detectarse lesiones previas a la aparición del cáncer de cérvix que son curables. El tratamiento consiste en cirugía, en casos iniciales, o en tratamientos combinados de quimio y radioterapia, en casos avanzados. Es aconsejable que busques la opinión de un experto en ginecología oncológica para que te asesore sobre las mejores opciones para tí.
CÁNCER DE OVARIO: Se trata de una enfermedad infrecuente, que aparece en mujeres entorno a los 60 años. En ocasiones puede estar causada por mutaciones hereditarias en algunos genes. Su diagnóstico y tratamiento son complejos, y requieren de la implicación de múltiples profesionales especializados. En la mayoría de casos se combinan la cirugía y la quimioterapia para tratar correctamente esta enfermedad. Siempre es recomendable que pidas consejo a un especialista experto en ginecología oncológica, que evaluará tu caso de forma individualizada y te recomendará el mejor tratamiento.